martes, 1 de febrero de 2011

Distancia

Primeros abrazos de bienvenida, primeras sonrisas tímidas, primeros momentos
Primeros abrazos de despedida, primeras sonrisas cargadas de sinceridad y un hasta pronto, primeros recuerdos del pasado
Hay quien piensa que la distancia puede llegar a ser el olvido, otros, en cambio, creemos que poder es querer y aunque cueste, luchamos por mantenernos cerca de esas personas a las que amamos, por muy lejos que puedan estar
El olvido es una palabra complicada. Una palabra que pocas personas llegan a comprender. El olvido nace con recuerdos que no son lo suficientemente fuertes, recuerdos sin melancolía.
Muchos me dicen que los olvidaré, antes o después, pero que lo haré.
Yo, una y otra vez, les repetiré lo mismo de siempre, ellos son mis recuerdos y mis recuerdos son mi vida entera, no puedo rechazar la vida, no de esa manera…
Sé mejor que nadie lo que una despedida puede significar, todo el daño que hace la palabra adiós…porque no hay palabra más triste, y no hay nada más triste que alejarte, quedándote, tan sólo, con recuerdos
Una vez me tuve que despedir de mi propio padre sin saber, siquiera, cuando le volvería a ver…sufrí esa despedida teniendo ganas de morirme y abandonarlo todo en ese mismo instante, lloré a sus espaldas para no ponerle triste, o al menos, más todavía. A día de hoy hablo con él, como mucho, una vez al mes porque se nos hace muy duro escucharnos por teléfono, decir ‘¿qué tal hoy el trabajo papi?’ y no tenerle delante para darle un abrazo. Sí, se hace duro mantener una relación a distancia, pero ¿puedo no quererle y olvidarle? Nunca. Aunque me pase el resto de mis días separado de él, los 14 años de recuerdos, son mucho más fuerte que todo el sentimiento de tristeza, de nostalgia, de impotencia por no poder verle más a menudo.
Y ahora, te atreves a cuestionar el olvido que provoca la distancia?
Mis amigas. Mis queridas amigas de la Torre de la Horadada. Aquellas que me abrazaron una y otra vez porque no querían separarse de mí ni 5 días, hasta el siguiente fin de semana. Las niñas con las que recorrí tantas playas, con las que reí de cualquier tontería, con las que quedaba mañana, tarde y noche, con las que me hice 1500 fotos, a las que les conté mi vida en tan sólo una tarde. Personas a las que conozco de tan sólo un verano y que ahora, sin ellas, no podría vivir.
Aquellas personitas tan especiales, de ese pequeño pueblo a las afueras de Jaén. Esas niñas llenas de magia que me hacían sentir como en casa, esos cálidos abrazos que guardaban el mensaje de ‘es nuestro primer abrazo, pero es tan cálido que podría decirse que nos llevamos abrazando desde hace siglos’. Otra vez a despedirse…¿les volveré a ver algún día?, ¿serán estos nuestros últimos momentos juntas?, No, y no un ‘no’ cualquiera, sino uno ‘NO’ rotundo. Sino quieres, no las pierdes, sino quieres no será la última vez que las verás, sino quieres no las olvidarás, por eso, hablo con ellas casi a diario, aunque sólo sea una conversación sin ningún tipo de mensaje, tan sólo saber si están bien, tan sólo demostrarles que las sigo queriendo pese a todos los km que hay entre nosotras.
Pero, sobretodo, ¿cómo pueden decirme que voy a olvidarle a él? Nuestra historia es corta, pero llena de recuerdos que se hacen mágicos. Recuerdos que no nos cansamos de recordar. Recuerdos y sueños. Desde el primer momento; cuando le vi por primera vez, allí quieto, en aquella vieja silla donde me había sentado yo tantas veces, observé cada movimiento hasta que me acerqué a él, se puso de pie y me dio dos besos. Me senté en una de las sillas que quedaban libres. Me habían hablado tanto de él y por fin le tenía delante. Aún cierro los ojos y le veo, le veo sonriéndome en aquel skatepark, con su inmensa sonrisa y su camiseta verde…Hasta el último momento; fui a buscarle, a decirle que le quería, a abrazarle por última vez. ‘Tengo que ser fuerte’- pensé-no debo enamorarme, no debo amarle, no debo necesitarle. Me senté a su lado y…¿cómo coño no iba a necesitarle? ¿Cómo no iba a sentir nada por él? ¿Cómo no iba a amarle? Con esa mirada, esa sonrisa, esas palabras. ¿Cómo no iba a llorar si me iba a separar de él para siempre? ¿Cómo no iba a llorar si sabía que aquel abrazo iba a ser el último? ¿Cómo no iba a llorar si sabía que le amaba y que todas, absolutamente todas, las condiciones en las que me encontraba, me impedían besarle?
¿Quién iba a pensar que, después de 3 meses, seguiría hablando con él cada uno de estos 91 días? Sin saberlo, sin darme cuenta, me enamoré con cada llamada, con cada mensaje, con cada recuerdo que anhelaba. ¿Quién me podría haber dicho que le desearía incluso antes de haberle besado, incluso antes de haber probado el sabor de sus labios?
¿Quién se atreve a decirme ahora que la puñetera distancia hace el olvido?
¡¿Quién?!, ¡¿Quién?!
Nada, ni 1984 km, ni las discusiones provocadas por la nostalgia, ni en el peor de los casos, podría olvidarme de personas que, con una sonrisa, con una mirada, me regalaron una vida entera.
Nadie, ni las personas que no aman lo suficiente como para no entenderlo, ni los que se proponen acabar con nuestros sueños, ni los que quieren hundirnos las ilusiones.
NADA ni NADIE hará que olvide a mi querido padre; un hombre increíble, que aparte de cuidarme y darme todo el cariño del mundo, me enseñó a valorar cada segundo en el que el viento roza la vela del barco, cada segundo en el que vale la pena intentarlo.
NADA ni NADIE hará que olvide a mis pequeñas; Marina, Mar, Andrea, Sara, Julia, Carmen, Celia…Paloma, Teresa,, niñas que me devolvieron la sonrisa cuando estaba sola, niñas que se pusieron a mi lado sin conocerme de nada, y me dijeron que saliese con ellas, niñas que me quisieron y lloraron el día en el que nos despedimos
NADA ni NADIE hará que olvide a aquellas personas que me aceptaron, que celebraron mi décimo sexto cumpleaños conmigo, sin ni siquiera conocerme. Esas personas con las que hablo todos los días, con las que río y cotilleo, a las que les ruego que me etiqueten en sus preciosas fotos, a las que adoro pese a haber pasado, tan sólo, 3 días con ellas; Isa, Marta, Mari jose, Cris, Mariias!
NADA ni NADIE hará que te olvide a ti, cariño, porque para ti, para lo que me has enseñado, no tengo palabras. Únicamente puedo agradecértelo. Agradecértelo mil millones de veces. Porque, ¿tú? Tú me sonreíste aquella tarde, tú confiaste tanto en mí, que me contaste todos tus problemas cuando nada más hacía unas horas que me conocías, tú me echaste de menos la primera noche, tú me acompañaste a casa cuando se hacía tarde, tú me deseaste pero me respetaste, tú me escribiste aquellos mensajes, tú te escapabas por las noches para hablar conmigo por teléfono, tú me dedicaste, incluso antes de echarme de menos, nuestra canción, tú me hiciste sonreír, tú me hiciste despertarme una mañana a las 9, TODO UN LOGRO por cierto, para ir a verte, tú hiciste que creyese en mí misma, tú le diste la vuelta a todo y lo hiciste diferente, cambiaste mi forma de ver las cosas, corregiste mis errores sin echármelos en cara, tú me escribiste esas canciones, tú hiciste que aprendiese a amar, tú y sólo tú pudiste enamorarme con una mirada y una sonrisa, sin que hiciesen falta palabras o besos. Tú cambiaste por mí, creíste en ti mismo, luchaste sin quererlo, lo conseguiste sin siquiera imaginártelo, tú me amaste cuando no creías en nada, tú sentiste por mí cuando ni si quiera sentías, tú confiaste en mí sabiendo que no confiabas en nadie, tú me prometiste luchar conmigo a pesar de la distancia, tú, Luis me juraste amarme, pero sin decirme hasta cuando, pues por mucho que intentemos contar los capítulos que tiene este cuento, nos quedamos con las ganas, porque está historia es, nada más y nada menos, que interminable.
Sí, creo que querer es poder
Sí, quiero pasar el resto de mi vida contigo
Sí, te amo
NO, la distancia no hace el olvido