martes, 1 de febrero de 2011

Sensaciones

Uno no puede morirse sin haber visto atardecer, no puede morirse sin haber leído un buen libro, sin haberse emborrachado...
Nadie puede permitirse morir sin haber visto Pearl harbor, el diario de Noah, olvídate de mí, o el rey león. No podemos abandonar la vida sin haber encontrado el amor, sin habernos ilusionado con algún sueño imposible, sin haber disfrutado de un verano increíble, sin haber ido de viaje con nuestros amigos.
Yo no querría morir sin haber sido la protagonista vestida de blanco por un día, sin que me haya dado tiempo a visitar lugares maravillosos en los cuales he inventado miles de recuerdos.
No podría morir sin haber pasado una noche entera mirándole a los ojos.
Creo que nadie debe morir sin haber probado a tumbarse en la cama recién duchado, sin nada de abrigo, los ojos cerrados y la música a tope.
No se puede morir sin haber conocido lo más maravilloso de la vida, el sentirse querido por encima de cualquier cosa, y tampoco podemos morir sin haber tenido la sensación de que ya podíamos morir porque lo teníamos todo.

—¿Qué quieres?
—No lo sé. ¿Qué quieres tú?
—¿Estás bromeando? Te quiero a ti